Tito el perrito ladraba juguetón correteando tras las mariposas entre las flores del jardín. Desde fuera de la verja lo observaba Paco, un gato callejero amante de la libertad. Paco le dijo a Tito: "Perrito fanfarrón, haciendo tanto ruido sin darte cuenta que eres un preso en esa mansión. Por eso prefiero vivir en libertad". Acto seguido dio la espalda y siguió su rumbo indefinido por la vida. Tito quedó pensativo por largo rato y se preguntó si en realidad era tan buena la libertad que Paco vivía. Luego volvió a sus carreras juguetonas hasta que se hizo de noche, cenó al lado de sus amos, y fue a dormir a su pequeña casa en el jardín. A medianoche Tito despertó sobresaltado. Miró a una doña arrojándole una cubeta de agua a Paco desde una ventana, mientras lo maldecía por emitir tantos maullidos. Paco corría despavorido por el borde superior de las paredes, maullando y jadeando asustado. Luego un señor abrió otra ventana y golpeó a Paco con un zapato que arrojó con todas sus fuerzas. Paco cayó malherido en el patio del vecino donde un perro enorme lo persiguió hasta que al fin pudo salir saltando entre rejas y paredes. Tito no salía de su asombro. Unos minutos transcurrieron y la noche volvió a ponerse en calma. Tito se acomodó en su casita, buscando retornar a su sueño, y no alcanzaba a comprender por cuál razón algunos seres aman las cosas que le causan tanto daño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si lo dices...sabré qué piensas.