domingo, 23 de agosto de 2020

Ingratas Ilusiones.


Supe desde siempre lo efímero que sería amarte como lo hacía: fiebres encendidas,pasiones desmedidas, infinita locura incandescente… ¡Ya no ama así la gente! Intenté ignorarlo, solamente obviarlo, borrarlo del espacio individual en que la vida me permite pensar… ¡Vanas pretensiones! Latente y sigiloso asechaba el destino que nos esperaba. Por eso te amé así, haciendo del frenesí monotonía desvaneciente de todo vestigio de pudor almacenado en tu piel… ¡tu dulce piel de mujer! Y te adoré de veras, qué importa si tus dudas se apoderan de tus sienes    que fueron tan mías… eso también lo sabía. Soñarías despierta no queriendo abrir los ojos, ilusionando anhelar tener control para no sufrir la fría despedida, mientras tu alma enamorada se enrollaba en ese lazo de garantía de lo que yo te quería. Si lo hubieras creído podrías tenerme contigo todavía... pero no lo creías. Extraña dicotomía la tuya y la mía. Amándote sabiendo que un día me marcharía… amándome creyendo que no me merecías… y el desenlace esperado… ingratas ilusiones han quedado: pasos en direcciones opuestas a la llama que los unía. Incendio que nadie vio apagarse, cenizas que nadie recogió… al extremo de la historia… ninguno de los dos supimos lo que pasó.

viernes, 14 de agosto de 2020

Viajera Inspiración.

¿Qué si salí a buscarte?, ¿por qué preguntas si sabes la respuesta? He dejado de hacerlo desde hace tanto tiempo que ya nada me inquieta. Así eres tú, te vas y llegas sin avisar… ¡ni la brisa te iguala! Tomas desprevenidos a mis sentidos… sentado en la cama, entre la espalda y la pared se interpone la almohada. Miro hacia la apertura de la puerta esperando encontrar nada y ahí estabas… imponente como siempre. Comienzas a dictar, decretos en prosas, dictámenes pintados de métricas y rimas… ¡carcajadas victoriosas!, estremecedoras… cuan sonido producido por cascadas cuyos torrentes verticales caerán irremisiblemente sin que lo impida nada. Te escucho, luego escribo. Cero racionalizaciones privadas e insolicitadas que ignorarás de todas maneras, así que escribo lo que quieras. ¿Qué si me interesa saber cuánto durarás? Son respuestas que ignoras… que no sabes… que nunca sabrás. Satisface mis dedos rozar con sus yemas las impresiones de tus secuelas después de tanta espera. Levantas el dique conocido, ese que aislará el pasado, las tareas pendientes, las faenas permanentes, y el incierto futuro que ve derrumbados sus planes se posterga en la mente. Quedamos solos tú y yo como tantas otras veces, solos los dos. Tú dictas y yo escribo. ¿Una pregunta más?, ¿qué si pienso que eres parte de mi destino?, pues te contesto, sí, siempre estoy a gusto contigo.

lunes, 10 de agosto de 2020

¿Por qué no aplaudiste?

Si te avergüenzan esas acciones que tildas de indecorosas, ¿por qué no aplaudiste cuando el chico realizó todas las otras cosas? Cuando bailó, cuando cantó, comió o bebió. Todo eso estaba bien, ¡Debiste ponerle cien! Dime ahora, ¿por qué no aplaudiste también? Pero… si no eran importantes, si no tenían tanto valor, ¿por qué habrían de tenerlo ahora las que calificas violaciones del pudor? ¡Ah, entiendo!… te sientes por encima del bien y del mal, te admiras sobremanera y puedes juzgar lo que quieras… ¡Cuánta infinita comprensión alberga tu cerebro iluminado por los bombillos de linternas con baterías desgastadas! Y ahora, ¿por qué miras?, ¿qué no has entendido nada? Sí, de eso se trataba, tan sólo lucubrabas. ni tus aplausos, ni tus vergüenzas, ni tus acciones u omisiones… ninguna valía nada.

Luces y sombras.


Inseparables e imperturbables caminan la una junto a la otra, a veces delante y detrás,a veces a la izquierda o a la derecha, pero siempre juntas, siempre unidas. La una escucha hablar sobre la otra y no le cuenta lo que escuchó pues carece de sentido pretender atravesar el fino pero irrompible lienzo que las separa. Sus bordes se rozan sin hablar, la una estará bien cuando la otra esté mal y a ninguna le importará lo que habrá de pasar. Mejor así, en eso están de acuerdo, mejor vivir tan unidamente separadas, tan cercanamente distanciadas… tan cerca y tan lejos. Así fueron creadas, antagonistas hermanas, dicotomía incomprendida, inexplicada verdad que antes del hombre existía. Y ella llegó y Él vio que era bueno, así que se quedó. No disminuyó la esencia de la otra, no la minimizó, tampoco la opacó. Su vida cobró mayor sentido cuando ella llegó, y desde entonces caminan juntas las dos, inseparables, imperturbables, a veces delante y detrás de cada cual o a la izquierda o a la derecha, ¿qué más da?… nadie las separará.