Si te avergüenzan esas acciones que tildas de indecorosas, ¿por qué no aplaudiste cuando el chico realizó todas las otras cosas? Cuando bailó, cuando cantó, comió o bebió. Todo eso estaba bien, ¡Debiste ponerle cien! Dime ahora, ¿por qué no aplaudiste también? Pero… si no eran importantes, si no tenían tanto valor, ¿por qué habrían de tenerlo ahora las que calificas violaciones del pudor? ¡Ah, entiendo!… te sientes por encima del bien y del mal, te admiras sobremanera y puedes juzgar lo que quieras… ¡Cuánta infinita comprensión alberga tu cerebro iluminado por los bombillos de linternas con baterías desgastadas!
Y ahora, ¿por qué miras?, ¿qué no has entendido nada? Sí, de eso se trataba, tan sólo lucubrabas. ni tus aplausos, ni tus vergüenzas, ni tus acciones u omisiones… ninguna valía nada.
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