martes, 16 de julio de 2013

Pa' Santo Domingo.


Anoche tuve un sueño ¡Pero que sueño tan lindo!

Si usted lo viera, pero que sueño tan lindo.

Soñé que yo me encontraba paseando en Santo Domingo. Si usted lo viera, pero que sueño tan lindo.

Cogí por el malecón y llegué hasta el obelisco. Me fui para el faro a Colón y a la estatua de Montesinos.

Si usted lo viera, pero que sueño tan lindo.

Llegué a la Puerta del Conde, por la Mella yo subí. En el mercado Modelo me puse a cantar así:

Ya yo no quiero más Nueva York, en Santo Domingo me quedo yo.

Ya yo no quiero vivir así, fue en Santo Domingo donde yo nací.

Para Villa Consuelo, para Villa Juana, la Fe y San Carlos… para mis panas.

Para Matahambre, para Cristo Rey… La Paz y Honduras ¡Ahí yo me crié!

Ya yo no quiero más Nueva York, en Santo Domingo me quedo yo.

Ya yo no quiero vivir así. Fue en Santo Domingo donde yo nací.

Voy para Herrera, para Villa Francisca, para los Praditos, voy para Boca Chica.

Para los Minas, me voy para Gualey… de Santo Domingo yo no volveré.
Pa’ Santo Domingo.
¡Jesucristo es el camino, la verdad y la vida!

Se acabó.


Para un laberinto me enviaron, pues no sabían quien era yo.

Me torturaron, me encadenaron… El enemigo me recibió.

Se acabó. Se acabó. Se acabó.

Entre demonios, entre cadenas, buscaba solo sobrevivir. Había un diablito que repetía: “De aquí tú nunca vas a salir”.

Se acabó. Se acabó. Se acabó.

Opuse tanta resistencia que el laberinto de mi se cansó.

Cuando sentía flaquear mis fuerzas sentí en mi pecho la gracia de Dios.

Tanto martirio, vicisitudes, fue mi pasado, lo sabe Dios.

Hoy es distinto, estoy tranquilo. La pesadilla se acabó.

Se acabó. Se acabó. Se acabó.

El laberinto pasó al olvido, el viejo hombre ha quedado atrás.

Jesucristo es el camino, es la vida y la verdad.

Se acabó. Se acabó. Se acabó.


Tus ojos.


                                                                                      Tus ojos cariño, ¡Que bellos son tus ojos! pretendes ocultarlo pero ellos dicen todo.

Me dicen que me quieres, que quieres estar conmigo. Tus ojos hablan de amor y quieren ser sólo míos.


Tus ojos cariño, que hermosos son tus ojos... aunque quedes en silencio, siempre dicen todo.

 

Me han contado que no duermes cuando estás pensando en mí... y que sólo si me miras eres del todo feliz.

Me piden que me cuide, porque no quieren llorar… y me dicen que me quieres, que me quieres de verdad.

Tus ojos cariño, preciosos son tus ojos... tú no quieres, yo lo sé, pero ellos dicen todo.

Tus pupilas luminosas, dignas de ser exhibidas, me han contado entre sonrisas que por mí darías la vida.
Tus ojos cariño, que hermosos son tus ojos... aunque quedes en silencio, siempre dicen todo.

Hice magia para ti.

Hice magia para ti, te hice nueva. Tomé agua, agua bendita y quité de ti la sal, quité de ti la arena. Con mis manos lavé tu cara y desenredé tu pelo, con esponja suave y delicada lavé tus hombros, tu cuello, con enjuagues que semejaban caricias, dulces caricias. Hice magia para ti, te hice nueva.

Tus pies tomé entre mis dedos con tanta suavidad como hice con tu pelo. lavé tus piernas, tus rodillas, perfumé tu cuerpo entero.

Te mostré de la vida los placeres que antes no habías conocido, tus propios labios lo confesaron a mis oídos. Me hice amigo de tus amigos y a tus enemigos los hice míos. Te saqué de la tierra, te llevé al cielo, mostrarte los astros y el universo fue tan sólo un juego. Sí, hice magia para ti, te hice nueva.

Te llevé al lugar más alto que habías soñado sin dejarte mirar siquiera los espinos que de tus rosas había arrancado y sin querer volver a sermago, para ti lo fui. transformándote en joya, cuan alquimista entregado, para que fueras joya de soberbia belleza que me perteneciera,¡Mago ingenuo era!. más que reina, más que diosa, más que todo. Hice magia para ti, te hice nueva.

Soñé con disfrutar eternamente tus deleites, los mismos que para ti había creado, quize beber tu sudor, bañarme en tu fuente, acariciar tu pelo delicado y sumergirme en tus poros perfumados. Entonces vi tu trono, todos te admiraban, entonces vi tu altar como si viera la nada. Eran tus sueños, no los míos. Para ti los había creado. Leí tus labios, me perdía en tus ojos, estaba claro… me habías olvidado. Desde entonces nunca más he vuelto a ser mago.