domingo, 12 de marzo de 2023

Pensando lo bueno.

Lo ideal es no estar pensando demasiado lo que ya se pensó, sobre todo si dichos pensamientos tratan sobre asuntos que no se van a resolver pensando. Sí, porque si se piensa sobre cómo resolver un cálculo matemático en el área científica, ingeniería, arquitectura, contabilidad; o se pretende resolver un caso legal siendo abogado y por consiguiente se está definiendo cuál será la mejor estrategia… puede que sea necesario pensar algo más que lo habitual. Más, aún en esos casos, el pensamiento debe poseer ciertas cualidades, las ideas deben discurrir por la mente de modo fluido, nunca obsesivamente repetitivo, deben aportar algo nuevo y proporcionar la sensación de bienestar que produce el saber que estamos llegando a la solución de aquello en lo que estamos sumergidos. Sin embargo, la mayoría de las veces dichos pensamientos perjudican más de lo que benefician. Porque el pensamiento es altamente efectivo para indicarnos el camino en este momento y regularmente, cuando se piensa sobre una situación equis más de una vez es porque se está dando vueltas y vueltas como el perrito que intenta morder su propia cola.

Ahora bien, una ayuda idónea para utilizar el pensamiento de modo eficaz es dedicarle tiempo a la meditación dirigida y una de las formas más sencillas es pensar en cosas buenas. Sí, eso de lo bueno puede ser relativo, lo que uno piensa que es bueno a veces no es bueno para el otro, pero me refiero a cosas verdaderamente buenas. Por ejemplo: ayudar al necesitado, regalar una sonrisa, desear el bien a todos los que nos rodean, enviar vibraciones positivas a los enfermos en los hospitales, a los que sufren la guerra, a los encarcelados, etc. Y lo mejor es ser creativo: pensar en al menos una sola forma en que puedes hacer algo bueno por alguien en este día. Comienza por ti… piensa en algo que puedes hacer por ti y llévalo a cabo: hacer ejercicios, comer saludable, leer un libro interesante u orar por tus proyectos, por tu familia, por la humanidad. Como dice el apóstol Pablo en las escrituras “… todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si hay algo que merece alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8). Entonces el Dios de paz estará siempre con nosotros cuando pensemos en todo lo bueno.     


miércoles, 1 de marzo de 2023

Pactos que no se rompen.

Cierta vez hice un pacto con alguien a quien consideraba uno de mis mejores amigos… nos unimos en un mismo sentir para lograr un objetivo. Hoy en día sonrío al pensar en tanta ingenuidad que teníamos, o al menos que yo tenía, porque de verdad creí posible el cumplimiento de aquel pacto, pero debimos renovarlo unas tres o cuatro veces, enmendarlo, modificarlo, etc. pero nunca pudimos cumplir con lo pactado. ¿Qué sucedió? Es que aquel pacto poseía todas las cualidades de los asuntos terrenales… tan humanos. Suele suceder que cuando se pacta algo entre dos personas, sin importar cuan cercanos o emparentados estén, uno de los dos, o quizás los dos, están sumamente pendientes del primer error del otro para poder romper aquella ligadura. ¡Siempre listos para mirar la paja en el ojo ajeno! Así solemos actuar los seres humanos.

El plano espiritual es completamente distinto, porque lo espiritual no se rompe ni caduca hasta que todo está cumplido. Esto siempre que lo espiritual provenga de Dios. El más claro ejemplo de lo aquí expuesto es el pacto que hizo el Todopoderoso con el pueblo de Israel, primero con Abraham y luego con sus descendientes: Isaac, Jacob, Noé, Moisés… hasta que obtuvieron la tierra prometida encabezados por Josué. Así cumplió Dios la promesa que hizo a Abraham.

En los tiempos actuales, el Señor vive pendiente de ti y desea hacer un pacto irrompible contigo. Él te dará la vida eterna y una vida plena y satisfactoria en el tiempo presente y lo único que tienes que hacer es aceptar la salvación de tu alma: confesando un arrepentimiento sincero de todos tus pecados y declarando que aceptas a Cristo como tu Señor y Salvador. Ese pacto no se rompe nunca pues Dios te creó y sabe tus fortalezas y debilidades, por eso está siempre dispuesto a perdonarte y guiarte sin importar cuantas veces falles o cuán difícil se torne el camino. ¡Cristo es un verdadero amigo!