Vivir un día sin ti es como abrir la puerta de un armario lleno de pelotas que brincan sorpresivamente, como buscando libertad, sin que les importe que mi existencia estaba en el camino. E intento infructuosamente atrapar algunas hasta que me doy cuenta que sin ti no funcionan los procedimientos habituales. Que tendría que aprender a vivir de nuevo, comenzar de cero, inventarme nuevas reglas para este juego que llaman vida. Mientras tanto, no logro descifrar cómo vivir un día entero sin ti.
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