Si intentaras imponer a la vida tu criterio propio en torno a cada cosa que ella te presenta, entonces estarías actuando como el niño que en la escuela sólo quiere que el profesor imparta la asignatura que él prefiere y pase por alto aquellas que le desagradan o no entiende. La vida es esa maestra que nos instruye, nos guía y nos muestra el rumbo por el cual nos conviene transitar. Con la vida debemos armonizar, nunca luchar.
Es imprescindible aprender a leer las señales de la vida cuan marineros en alta mar, maniobrando las velas de nuestra goleta hasta lograr que el viento nos propicie el navegar firmes, con rumbo fijo. Daremos fondo con el ancla en cada parada del camino e izaremos de nuevo las velas hacia la meta que hemos elegido, cruzando el océano victoriosos hacia nuestro destino. ¡Bon voyage amigos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si lo dices...sabré qué piensas.